sábado, 13 de agosto de 2011

Días de mucho...

Vannes-Carnac-Locmariaquer-Auray

…vísperas de nada, dicen.  Y haber prolongado tanto la jornada de ayer había de tener consecuencias sobre la de hoy.
Para empezar, he estirado al máximo la hora para dejar la habitación. Necesitaba dormir. Además, he vuelto a Orange: 3-0, esto empieza a ponerse feo… Renuncio a luchar por la victoria (conseguir que el sistema funcione); me conformo con el empate (que me devuelvan mi pasta, y es un empate pírrico, porque el tiempo perdido ya no lo recupero, c’est la vie!).
El resto del día lo he pasado, principalmente, entre construcciones megalíticas de 4.000 años de antigüedad (generalmente la palabra “construcciones” resulta generosa, ya que se trata de alineamientos de menhires, no excesivamente grandes); de turistas (se cuentan por millones y siguen llegando); y pasado por agua, porque se ha puesto a llover con ganas hacia las 4 de la tarde y no ha parado.
Antes de la lluvia se iba cerrando sobre nosotros una neblina que daba a los campos plantados de granito un toque del Londres Victoriano que seguro sus autores no habían imaginado.


Pero de todas formas las visitas no están muy bien organizadas, creo yo. No se da una gran información (tal vez porque no se tiene, en realidad, sobre los motivos y utilidades de estos famosos alineamientos), y está más orientado a las actividades lúdicas para adultos (como paseos en bicicleta por los campos) o los niños (con paseos en pony, lo cual no me parece mal; hay que ganarse al público de mañana).


Pero al final deja un sabor de boca a superficialidad y ligera decepción al que contribuye, por ejemplo, que en la tienda del centro de visitantes de uno de los túmulos (esto sí han descubierto ya para qué era…) tenían especial protagonismo, como souvenirs, ediciones de Asterix en Bretaña (sabía yo…) y otros volúmenes de la colección. Vamos, que de paso te intentan vender un DVD de El Retorno del Jedi porque los Ewoks vivían en árboles y el Pisuerga pasa por Valladolid. Pobre y basto montaje, en mi opinión.
Desde el punto de vista gastronómico, no gran cosa. Comida y cena sin temática local, en beneficio del programa de la jornada.
Para mañana ruego mejor suerte con el tiempo atmosférico (yo pondré de mi parte con el otro levantándome a mi hora, y no a la de Oregón), y en mi mano queda la elección del destino. Con Dios.

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