Cuando el camino es lo que importa

Efectivamente, a menos de 48 horas del pistoletazo de salida, sólo están pendientes arreglos logísticos menores (no sé, algo relacionado con una cuerda y unas pinzas) para lanzarse a la carretera. En los últimos días, no he avanzado mucho en términos de planificación de este viaje. Por tanto, siguen estando más o menos atados los primeros 3-4 días nada más.

Eso sí, he recibido valiosas y documentadas sugerencias de increíbles faros en la costa bretona (tendré que elegir algunos nada más, porque la relación bien merecería un viaje monográfico), los mejores castillos en el valle del Loira (incluso con recomendaciones de horas de visita, qué saltarse....vamos, que me lo han dado hecho!) y otras muchas cosas que no hay que perderse.

Pero ya sabéis lo que dicen: tan importante como llegar al destino es el camino. Y esta vez, para llegar a Bretaña he dado un "ligero" rodeo de 3 días por Luarca, precioso pedazo de costa asturiana que bien merece un sitio en este blog (y un blog completo!, pero ese no soy yo quién para escribirlo, que son otros los protagonistas. Una transcripción de ese chat sería un bestseller).

De Nos vemos en Bretaña

La excusa era el Bollo, este año, el primero para algunos de nosotros, un pelín pasado por agua. Pero como la paciencia tiene recompensa, y alguien dijo "a las 9 sale el sol", efectivamente a las 9 se cerraron los paraguas y se abrieron las empanadas y las botellas de sidrina (bueno, para esto último no esperamos a las 9...).

Todo, desde los preparativos (esa puntualidad...), la marcha al "prao", la incertidumbre meteorológica (¿1% de probabilidad de lluvia?), la emoción de los más pequeños, y sobre todo la de los no tan pequeños (el día que algunos esperan todo el año), es algo que consigue admirar (y llenar de envidia) a los que llegamos de fuera.

De Nos vemos en Bretaña

En definitiva, una fiesta como pocas, y unos anfitriones como no hay otros. ¡Millones de gracias María, Oscar, Toya, Marta, Manolo...! No os libraréis de nosotros tan fácilmente.

¡Quién iba a decirme que era así el camino a Bretaña!